Cuando bombardean una escuela, muere la esperanza

Este año, el Día Internacional para la Protección de la Educación de los Ataques se celebra en un momento de violencia, odio, miedo y terror sin precedentes en países de todo el mundo. En Gaza, casi el 90 % de los edificios escolares han resultado dañados o destruidos. De hecho, el sistema educativo ha quedado diezmado, según la UNRWA. Esta horrible catástrofe ha dejado más de 40.000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud palestino.

Lamentablemente, el número de ataques sigue creciendo a un ritmo alarmante en todo el mundo. En marzo de 2024, hombres armados secuestraron a 287 estudiantes en el noroeste de Nigeria, una continuación de los abominables ataques que han socavado los esfuerzos por la paz y el desarrollo en un país con un enorme potencial. Este tipo de ataques terminan con demasiada frecuencia en muerte, mutilación, matrimonio infantil, violencia sexual, reclutamiento forzado en grupos armados y otras violaciones graves.

Se trata de un problema mundial urgente con consecuencias globales. De promedio, en 2022 y 2023 se registraron ocho ataques diarios a la educación o casos de uso militar de escuelas en todo el mundo, según el informe recién publicado "Education Under Attack 2024". Solo el año pasado, más de 10.000 estudiantes y educadores fueron asesinados, heridos, secuestrados, arrestados o sufrieron otros daños a causa de estos ataques.

El mayor número de ataques a la educación se registraron en la República Democrática del Congo, el Estado de Palestina y Ucrania. Los ataques a la educación también aumentaron en Sudán, Siria y Nigeria. La justicia y la seguridad humana son la base del derecho internacional humanitario y los valores consagrados en la Declaración sobre Escuelas Seguras, la Carta de las Naciones Unidas y la Convención sobre los Derechos del Niño.

Hoy debemos mantenernos firmes contra los ataques a la educación. Hoy debemos exigir cuentas a los autores de estos ataques. Hoy debemos brindar esperanza renovada a las niñas y los niños que han sufrido estas terribles experiencias para que puedan volver a la seguridad y el consuelo de las aulas. La historia nos ha enseñado que la forma más eficaz de destruir a un pueblo, su identidad, su cultura y sus derechos humanos es destruir su educación. Ahora, más que nunca, ¡"Nunca más" debe significar nunca más!

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